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25 feb 2009

San Valentín Atrasado.


El vaso medio lleno.
Vaya tarde. El taxi que detuve lo ocupó un hombre abrazando unas rosas envueltas en celofán y un portafolio en la mano. Encima comenzó a llover, y antes de poder cazar un autobús y caminar dos cuadras, un motociclista con un gran oso de peluche en la espalda, me hizo una oleada con un charco.
Intentaba hoy tener un día Neoyorquino, disfrutar mi soltería, evadir mi soledad con unos buenos zapatos nuevos y una bolsa de compras en la mano.
Pero parecía lo contrario, que todo enamorado se reía en mi cara y me restregaba su futuro romántico. Cambié de pensamiento y me estacioné en los pendientes de la oficina.
Urgida por secar mis pies empapados (y claro, los tacones nuevos) entré a un restaurante cálido y silencioso.
Estaba justo en el cupo perfecto, como un vaso en el "medio lleno-medio vacío", suficiente para saciar la sed de compañía pero no demasiado como para vacunarse contra el gentío.
Todo individuo en las mesas acompañaba a alguien más.
Es una mirada especial la del acompañante. No forma parte del cuadro, sólo lo observa y en su interior, piensa en otras cosas, en otras personas, en otras circunstancias; sinembargo como su presente no data de estos hechos, tan sólo es un acompañante.Y un restaurante lleno de acompañantes es un lugar donde todo puede pasar.
Desde encontrar a tus viejos amigos de la secundaria, hasta encontrar al que te amará el resto de su vida.
Ahora que estoy en el baño de este comedor, el aire caliente me sienta bien en los pies. Un reacomodo me obliga a mirarme al espejo y es imposible no pensar en mi edad, en los hijos que aún no tengo, en el esposo que aún no encuentro, en la vida que probablemente no conoceré. Me imagino un San Valentín sin festejos, pero con la seguridad de que esa noche mi esposo llegará a casa y le contaré de mi día… tan sólo eso, algo donde lo cotidiano sea mi mayor romance.
Hace apenas unos años, habría salido esta noche con mis amigas a un bar para pescar un galán que estuviera dispuesto a conocerme.
Hoy, ya no estoy dispuesta a eso. Tengo temor de aburrirme de la vida, por eso me paseo sola y me mantengo callada, porque prefiero sorprenderme cuando en verdad deba hacerlo.
Al salir del baño, enfrento la ventana. No sólo está empañada sino que es la percusión de una estampida granizada; la calle se ve incluso blanca por la potencia del chubasco, y mientras algunos adultos se resguardan en los techitos de las tiendas, los adolescentes corren a la mitad de la calle mientras se besan.
Incluso hay un labrador saboreando la lluvia y disfrutando de un baño improvisado mientras menea la cola.
Mi cara se proyecta en el vidrio y un mesero me invita a sentarme en la mesa junto a esta ventana.
-Señorita, el paisaje se disfruta más desde esta mesa. Tome asiento y déjeme ofrecerle un café, corre por cuenta de la casa.
-Bien cargado por favor- respondí.
Hasta este punto del día, el destino había hecho su voluntad conmigo y no me iba a resistir. De cualquier forma, en ese momento yo era una hoja en blanco.
Después de ver el menú sugerido por Samuel, el mesero, me quedé peor que al principio con las decisiones así que dejé que él ordenara por mi.
Mi mente voló, esta vez muy lejos.
Me hallaba en un elegante restaurante de París, a lo lejos por la ventana podía ver una fracción de la torre Eiffel disminuida por la misma tormenta, también un leve rasgo de mi reflejo en la ventana, con un semblante satisfecho y verdaderamente independiente de las oportunidades.
Samuel, me lleva el primer plato. La incógnita de no saber qué voy a comer ese día me hace sentir de algún modo importante para el mundo, lo estoy retando a sorprenderme.
Las manos de Samuel invitan a muchas cosas: a servir, a cocinar, a pintar, a acariciar, pero sobretodo, invitan a recordar. Paseos, cortaduras enmendadas con banditas y el primer deleite del chantilly en el helado.
Al menos mi mesero, pensé, tiene bonitas manos.
El segundo plato llegó pero mi mente aún está en París. La librería tan grande, el museo tan infinito, la gente con su ocio tan plena de saberse parte del atractivo turístico; la música callejera, son amalgamas del romance, instantes afrodisiacos de aventura y pasión de algún poemario leído junto al Sena.
Pero aún con estas evocaciones, se ha ido el segundo plato.
Finalmente, tomando el último sorbo de vino, Samuel rellena mi taza de café y trae el postre.
Dada la fecha, esperé algo cursi en forma de corazón color rojo agresivamente forzado. Pero en su lugar reposa algo parecido a una ciruela y un espejo de miel.
Mi mirada va desconcertada a los ojos de Samuel, quien sonríe convencido de estar a punto de sorprenderme, me da una cucharita en la mano y pronuncia una de las frases favoritas de una mujer: "Disfrútalo".
Lo que leerán a continuación, será por mucho simple para ustedes, pero grandioso para mí.
Miré mi plato y moví la fruta con la cuchara, ésta se abrió como esas flores sensibles al tacto y rebotando en gajos sacó del centro una trufa de chocolate.
Probé con precaución la miel; era miel de abeja común. Probé la ciruela, y con excepción de estar pelada, era una mundana ciruela. Probé el relleno y era un ordinario chocolate envinado.
Sí. Me sorprendí de lo exquisito, pero lo que más me sorprendió fue la sencillez de la elección, una combinación de sabores que no me transportaban a ningún lado más que a mi presente, a mi situación actual, a mi circunstancia inesperada.
Terminé mi postre y la música de fondo se hizo más intensa, los colores empezaron a embellecerse y la lluvia comenzó a menguar.
Samuel se me acercó con la funesta cuenta y pagué sin chistar. Le dejé una abundante propina que agradeció con orgullo.
Esa noche regresé a mi departamento con una fatiga victoriosa, con un sabor agridulce en la boca y con un logro de desapego por mi futuro; poco común en mi rutina.
Mi gato se restregó en las piernas y después de quitarme los zapatos, me acomodé en el sofá para reposar mis pensamientos.
Esa noche no exhumé las cartas de mis antiguos novios, no reviví los errores del amor, no flagelé mis pérdidas ni mis carencias. Simplemente comparé mi par de tacones en la mesa de la sala como si fueran trastes sucios, y contemplé mi vida como un vaso medio lleno. Con suficiente experiencia y no demasiada edad.
Los ronroneos de mi gato comenzaron a arrullarme. Mi cerebro protestó unas ultimas palabras antes de caer en delta: "Feliz San Valentín".

10 feb 2009

Hechizos para el amor

Se viene el 14 de febrero, y seguramente muchos no querrán pasarlo a solas.
Sin embargo no siempre se tiene todo el dinero o el carisma para que aquella persona que te gusta, te haga caso.
Por lo que muchos recurren a conjuros hechizos y magias para enamorar o atraer el amor.

No me consta de su efectividad, nunca he hecho algo parecido, pero viendo la escases de parejas funcionales, tal vez sea una buena forma de promover el amor. Aunque dicen que toda magia tiene sus consecuencias negativas, pero ya me platicarán como les fué.
Para que esa persona te quiera:
Primero no se lo cuentes a nadie. Luego escribe en un papel negro con una cera blanca tu nombre y el de esa otra persona y lo guardas bien donde nadie lo vea.
Para que piense en ti:
Igual que el anterior, escribes su nombre completo y te lo metes al zapato con su nombre hacia arriba, asi cada paso que des pensará en tí.
Para que piense en ti version 2:
Poner el nombre de la persona en 1 cigarrillo y en cada calada repetir esto: "asi como se consume este cigarrillo se consuma(nombre de la persona)por mi". Repetirlo durante 7 dias al medio dia. Al terminar el cigarrillo, tirar la colilla donde nadie las pise
Para que sueñe contigo:
Escribe su nombre y apellidos con tinta roja en un cuadro de papel blanco y ponlo debajo de tu almohada todas las noches.
Para que de verdad se enamore:
No te basta saber que le gustas. Lo quieres ENAMORADO?.
Entonces es hora de probar con esta receta...Pasos a seguir:
1. Toma una foto tuyo reciente, la untas con pegamento y la dejas caer azúcar encima.
2. Luego tomas una foto de la persona que quieres enamorar, la untas con pegamento y le dejas caer canela encima.
3.Luego, pega las fotos enfrentadas, metiendo en el medio pétalos de una rosa roja.
4. Después debes coser con hilo rojo todo el borde de los fotos pegadas y guardarlas en una maceta que tenga flores de color rojo.
5. Riégala durante 21 días por la mañana y al regarlo di los nombres de las dos personas. La receta funciona siempre que se trate de atraer a una persona que sea libre y no se trate de perjudicar los sentimientos de nadie.
Hechizo de amor de Afrodita:
Materiales: Se necesita: 2 velas rojas pequeñas consagradas, 2 velas blancas pequeñas consagradas, 1 aceite de Afrodita, sahumerios o incienso de Afrodita, 1 bolsa de hierbas de Afrodita, 1 figura de papel de corazón rojo.
Procedimiento: Se debe hacer luego de la caí­da del sol, en un lugar tranquilo y en soledad.
Primero tomar dos velas rojas y dos velas blancas pequeñas, pasarles el aceite de Afrodita a las cuatro velas y encenderlas de la siguiente forma: primero una roja pensando en atraer a la persona amada hacia uno, luego una blanca pensando que ese amor sea verdadero, luego otra roja pensando en atraer a la persona amada y luego la blanca pensando que ese amor sea el verdadero.
Segundo: tomar un sahumerio de Afrodita y encenderlo concentr?ndose en la fuerza poderosa del amor y de la diosa.
Tercero tomar la bolsa de hierbas y rociarla por dentro con el aceite de Afrodita.
Cuarto: tomar el corazón rojo y escribir en él: "Afrodita diosa del amor, enví­ame a mí­ el verdadero amor".
Quinto: poner el corazón dentro de la bolsa de hierbas y aceite y dejarlo cerca de las velas hasta éstas se consuman.
Sexto: guardar la bolsa en un lugar seguro por 30 dí­as. Luego enterrarla Repetir el hechizo a los 60 y a los 90 dí­as.


¿conoces otro?, dejalo saber en los comentarios.

9 dic 2008

Navidad: 17 años después


Guardamos nuestra infancia en baúles junto con las ilusiones de navidad y Reyes Magos. Dejamos de escribirle a Santa C. para evitarnos el dolor de que alguien más rompa nuestra lista de deseos, de esperanzas.

Y parece que mientras más crecemos, mientras más nos ponemos viejos, más se nos dificulta creer, sólo creer. Uno se las ingenia para leer a líderes espirituales, llevarnos lo mejor que podemos con el prójimo y creer que enfrentamos nuestra muerte, así como reconocemos nuestra infancia.

Cada navidad, sólo recordamos nuestras manos cuando eran pequeñas, cuando hacíamos cuenta regresiva para abrir los regalos, para ver a los primos que vienen de lejos, para estar con papá.

Hoy hacemos cuentas para ver cuánto podemos gastar, procuramos no resfriarnos y aprovechamos cada minuto libre para descansar.

Durante mi infancia disfruté cada navidad pero también sentía dolor sin saber por qué; pero hoy me doy cuenta de que una parte dentro de mí, me decía que esos momentos morirían con el paso del tiempo y que por más que lo intentara, nunca podría revivir a mi familia, curarle el Alzheimer a mi abuelo, evitarles el divorcio a mis papás, hacer que mi tía y mi abuela se perdonaran, lograr que tan sólo una vez más la navidad fuera familiar y no subdivisiones de aliados.

No me duele el descontrol, yo sé que lo que duele es no poder abrazar esa infancia de nuevo y ver a mi familia como los especialistas en todo excepto como humanos.

Dormir en la sala con un séquito de primos, escuchar a los tíos cantar con una guitarra desafinada igual que su voz. Ver a mi abuela con un chal durmiendo en un sillón. Sentir que durante la madrugada alguien me cobijó y me robó un dulce de la tutsi bota navideña.

Yo no sé si algún día pueda recuperar ese espíritu pues no sé ni cómo lo perdí y cómo es que de pronto uno se empieza a preocupar por cosas.

No sé en qué momento me convertí en un adulto ni en qué momento se me apagó esa ilusión por tener un arbolito de navidad y ver los foquitos en la noche.

Así que aquí te escribo Santa, una carta como hace mucho no te escribía. Mi lista de deseos para navidad:

Querido Santa, este año me he portado muy bien y quisiera me concedieras 10 deseos esta Navidad.

1.-Vivir la navidad como una niña otra vez

2.-Permite que mi familia se reúna sin resentimientos y sólo recuerden el amor que se tienen.

3.-Ayúdame a verle las cosas buenas al presente.

4.-Ayudame a ser adulta el 30% de mi tiempo y niña el 70%.

5.-Dale a mi familia mucha salud el próximo año.

6.-Que todos los animalitos vagabundos del mundo, encuentren un hogar amoroso y el fin de su dolor.

7.-Llena mi bota de dulces

8.-Trae más duendes al desfile navideño de este año.

9.-De paso las temporadas de Avatar.

10.-Un juego para el nintendo wii.

……………………….

PD. Deseo 1. Cumplido.

No dejes de leerme para enterarte de los 9 deseos restantes.